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Las fiestas de mi pueblo “donde hay flores, hay amor”

  • Comienza un nuevo día y en medio de una hermosa alborada el sol con sus rayos acaricia una a una las montañas arqueadas en forma de cejas que rodean mi pueblo, y desde lo alto se alcanza a ver un mar de olas de nubes que se disuelven poco a poco desnudando El Capiro. Entra danzando el astro rey por las calles de La Ceja y cada uno de sus rincones, anunciando que la vida es una fiesta llena de color, llena de amor, llena de flores.

    Sale desde temprano la gente en las bicicletas pedaleando tras sus sueños y sorteando los obstáculos que de por sí son inherentes a la existencia. Unos van hacia el cultivo, otros a sus labores en diferentes lugares; las madres empacan las loncheras de sus pequeños quienes salen corriendo hacía la escuela, los jóvenes se juntan con sus compañeros, los abuelos conversan en el parque entre tanto que contemplan las palomas, y las abuelas de rodillas en el templo encomiendan a Dios el destino de sus familias.

  • Así es mi pueblo, reconocido por la belleza de sus flores que se exportan a todo el mundo, por el trazo de sus calles que perfectamente rectas facilitan la llega a cualquier destino, por sus bicicletas que uno encuentra en cada esquina y son el medio más concurrido para ir de un lado a otro, por sus seminarios y comunidades religiosas, epicentro de la fe y lugar predilecto de retiros de personas de todo el mundo, que encuentran en medio de estas montañas un lugar para la paz y la espiritualidad.

    Ni se diga de su gente linda, una raza que acoge con calidez al visitante y un ambiente agradable que hace que todo el que llega se quiera quedar. Esta es la tierra de los Tahamíes, María Josefa Marulanda, Gregorio Gutiérrez, entre otros, tierra de poetas, ciclistas, músicos y locos que desbordan creatividad, y con su arte llenan cada esquina no solo del pueblo sino del mundo.

    Ha comenzado la cuadragésima celebración del Toldo, las Bicicletas y las Flores; y todo gira en torno a estos tres elementos emblemáticos de mi pueblo: los toldos que representan la vocación agrícola que nos dejaron los ancestros; la bicicleta, testigo silencioso de historias de amor y las flores, regalo divino lleno de hermosura, que en todos los lugares se usa para comunicar el cariño entre las personas.

    Cómo no estar de fiesta con la familia y los amigos celebrando que vivimos en un lugar privilegiado que progresa y se desarrolla por su gente y sus líderes, que asumen el compromiso de hacer de lo bueno algo mucho mejor. ¡Todos a disfrutar de estas fiestas con alegría, pero con moderación!

    En el ocaso el sol se despide en fantasiosos colores y matices, reflejos de luz tras el hermoso cerro de Los Tres Pinos, mientras las sombras recostadas dicen que la jornada termina y que es tiempo de descansar; las palomas vuelven a sus nidos, uno a uno los transeúntes vuelven a sus casas; la luna se asoma y en silencio contempla el pueblito de mis amores, esa tierra mágica donde se vive el encanto de las flores y del amor.

    Email: [email protected]  / Cel: 311 361 7756

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