Por: Luisa F. Giraldo
Una condición de salud fue el inicio para que Nolber Bedoya tomará un camino sin retorno, el camino de vivir montado en su amada bicicleta. Ser alcalde no fue un impedimento, aprovechaba cada encuentro gubernamental en el que El Retiro debía ser partícipe para irse en su bicicleta, en esa bella negra que lo ha acompañado a subir las cumbres más altas y a bajar unos cuantos kilos de peso, lo cual ha contribuido a que su salud mejore notablemente.
Más de 11.000 kilómetros, solo en el 2023, ha recorrido Nolber en la negra. Guatapé, Medellín y Sonsón han sido algunos de los destinos a los que este hombre ha llegado en bicicleta como alcalde, y el puerto de Alto de Letras, una de las conquistas que ha hecho a título personal.
Le puede interesar: Estos son los artistas que estarán en las Fiestas de los Negritos en El Retiro
Nolber es un ejemplo de dedicación y disciplina. Iniciar no fue fácil, la primera vez no avanzó más de un kilómetro, pero poco a poco se dejó conquistar por este deporte que se hace en dos ruedas y que quienes lo practican saben que se vuelve una pasión, “una goma”; y que es celoso, hay que entrenar, porque, si no, pasa factura.
Yo recuerdo que la primera vez salí 500 metros y me devolví, y al otro día no era capaz de levantarme; al otro día recorrí un kilómetro y casi no me levanto
relata Nolber.
El camino sin retorno, para enamorarse del ciclismo, se dio cuando una persona cercana le dijo que probara en una bicicleta de ruta:
“Me dijo que me montara en una bicicleta de ruta, y me la prestó y fuimos hasta un paraje en El Retiro que se llama La Fe, que queda a cuatro kilómetros, y me encantó y ya eran cuatro kilómetros más”, dice Nolber, recordando esas primeras conquistas en el 2017.
Por cuestiones del trabajo y demás ocupaciones, Nolber volvió a abandonar la bicicleta, pero en 2021, algunas afecciones de salud hicieron que volviera la mirada a su celosa amiga de dos ruedas.
Más o menos en junio del año 2021 estaba en 118 kilos. Visité un nutricionista, me dijo que tenía que comer muy sano y me quitó muchas cosas, el licor, la sal, el azúcar, la leche, el arroz y la harina, y me dijo que me tenía que poner a hacer deporte (...) Yo tenía todavía la bicicleta. Fui y la organicé, pero me quedaba muy grande, entonces la cambié y compré la que yo denomino la negra
contó.
En ese momento comenzó este gran amor de Nolber y la negra:
“Me conseguí a la negra. La negra es ‘mi novia’, es todo y me parece perfecto; duerme en la habitación conmigo, cuando llego de trabajar no me dice nada, me hace sufrir como un putas y a la vez me da toda la satisfacción del mundo. Y cuando tengo muchos problemas salgo a montar en mi bicicleta y resuelvo todos los problemas, porque yo creo que el deporte sirve para eso, para vos pensar en otras cosas distintas; y normalmente el ciclismo puede ser un deporte colectivo, pero también puede ser un deporte individual”, narra Nolber.
Su arduo trabajo como alcalde no es un impedimento para hacer lo que tanto le gusta: “Madrugo a las 4:30 de la mañana a montar en bicicleta y aprovecho cualquier evento al que debo asistir para ir en la negra”.
Así ha transcurrido la vida de Nolber Bedoya desde 2021. La negra es su eterno amor, él y su bicicleta son uno solo, y en este 2023 ya han recorrido juntos más de 11.000 kilómetros, kilómetros entre sufrimiento y satisfacción por la meta alcanzada.