Lo primero que debemos hacer cuando detectamos dificultades en una materia es comprender realmente cuáles son las complicaciones en el aprendizaje. Detectarlas a tiempo con clases de apoyo escolar es fundamental para que los niños continúen sus trayectorias escolares con los rendimientos adecuados.
Las dificultades de aprendizaje, a menudo, tienen relación con las alteraciones que los chicos presentan en relación a las aptitudes del lenguaje, escucha, razonamiento, lecto-comprensión o capacidad lógica.
Esta complicación del aprendizaje infantil, remite a una condición que no tiene por qué inferir ninguna enfermedad o trastorno severo, y que no son permanentes y tampoco impiden el normal desarrollo del conocimiento.
¿Por qué no detectamos las dificultades de aprendizaje?
Niños y niñas con trastornos de aprendizaje suelen ser tildados de holgazanes, despistados y acusados por su falta de constancia, y todo ello empeora la situación.
La falta de información que tienen las familias hacen que, por desgracia, en muchas circunstancias las dificultades de aprendizaje pasen desapercibidas. Las mismas, con frecuencia, pueden generar otros síntomas asociados que nos indicarían que algo sucede en el comportamiento de nuestros chicos: desmotivación, baja autoestima, déficits atencionales o en las relaciones sociales, llegando incluso, a la deserción escolar.
Centrarse en los alumnos: algunos beneficios
Existen varios factores que inciden en la vida escolar de cada niño y adolescente, y uno de los más esenciales es el involucramiento parental.
Preocuparse y hacerlos sentir acompañados hará que ellos comprendan el valor de aprender. Un niño decidido y motivado, atraviesa la escolaridad con gusto y pasión, y eso se refleja en su autoestima y aspiraciones futuras.
Veamos algunos beneficios del involucramiento familiar y sus efectos:
- Comunicación: un estudio de Harvard orientado a alumnos de sexto y noveno año escolar registró que la comunicación fluida entre escuelas y familias a través de medios digitales suministra un impacto fuerte en el esmero de los estudiantes.
Del estudio se desprende que una comunicación diaria entre docentes y familiares incrementa las oportunidades de que los estudiantes finalicen sus tareas en un 40%, y potencia en un 15% la atención en clase reduciendo, en consecuencia, el abandono y la deserción escolar. El hogar en la escuela: la presencia del núcleo familiar en los colegios, ya sea en actos escolares, actividades o reuniones, acciona un compromiso con la escolaridad.
- estudiantil. Un estudio de 2010 de la Universidad de Chicago evidenció que, aquellas escuelas con continuo involucramiento de las familias, tuvieron diez oportunidades más de mejorar el rendimiento de los chicos en matemáticas y cuatro veces más en literatura.
Aspiraciones educativas: cuando las familias apoyan y contienen los hitos del desarrollo de los menores, impulsan sus autoestimas y la dedicación de cada uno.
Para que los estudiantes pongan el foco en sus estudios, deben disponer de un ambiente cómodo y sano. El tiempo que los padres inviertan en sus aprendizajes, dará mayores garantías de enriquecer las experiencias y los procesos conductuales; contribuyendo a un firme compromiso para vincular a los hijos con sus aspiraciones y proyectos futuros.
El centro de la escena: los alumnos
Cada alumno tiene su propia historia, intereses y necesidades que lo diferencian del resto.
Para acompañarlos del mejor modo, es necesario realizar una labor conjunta de apoyo escolar entre los familiares, docentes y directivos. Este vínculo ayudará a anticipar y combatir las dificultades en el aprendizaje, marcando un punto de inflexión en el desarrollo de los chicos.