Los discursos regionales de desarrollo impulsados por instituciones y personas en el Oriente de Antioquia son loables y necesarios pero la realidad, que es siempre contundente sucede en lo local. A lo largo de la historia de la región con el surgimiento del movimiento cívico del Oriente, la llegada de los intereses de la economía nacional con los megaproyectos y el surgimiento de un movimiento regional por la paz, a partir de la segunda mitad del siglo veinte en adelante se constata eso que la profesora Clara Ines García - estudiosa de esta región - denomina como un "tercer espacio" en otras palabras se crea un discurso regional de desarrollo apoyado por elites religiosas y económicas de la región pero alternativo a estas.
El fruto del discurso regional se refleja en las plataformas estratégicas de las instituciones y organizaciones no gubernamentales con acciones en el Oriente Antioqueño, todas sin excepción hablan de contribuir al desarrollo sea este humano, sostenible, integral o todos al mismo tiempo -sin duda lo hacen-. Con este discurso regional han confluido diversas instituciones a desarrollar programas y proyectos en los municipios de la región, acciones que han contribuido a un proceso de organización social reconocido a nivel nacional y que a veces incluso, raya con una hiper institucionalidad estéril y que – seamos sinceros - afecta poco el desequilibrio estructural de desigualdad y pobreza entre las zonas del Oriente Antioqueño
Pero más allá de discursos regionales la realidad del territorio sucede en lo local, a veces las cosas más significativas para individuos y grupos se juegan en los detalles, es decir en la vida cotidiana: Tener un camino o carretera adecuado para ir a trabajar, tener disposición de peces en el río para la pesca, tener empleo para llevar comida a la casa, poder participar en la acción comunal del barrio o la vereda, encontrar atención y respuesta adecuada ante una oficina del estado local, tener facilidades para acceder aun crédito entre otras, en fin, cosas que tienen relación con lo regional, pero que en últimas suceden en lo local y que los discursos regionales - maximalistas por lo demás - a lo sumó contribuyen a su resolución. Son problemáticas que en muchos casos guardan más relación con la eficiencia, la eficacia y la descentralización del estado en lo local, que con la capacidad y buenas intenciones de las Ongs o de las instituciones que se autodenominan regionales.
Por estas razones la singularidad de lo local debe ser la piedra angular de un discurso regional de desarrollo, nada nos ganamos con muchas y eficientes instituciones regionales en el altiplano del Oriente Antioqueño si el municipio de Argelia está sumido en una gran crisis institucional sin precedentes, por poner sólo un ejemplo.
La región, el territorio se construyen y suceden día a día en lo local, no es lo mismo estar sentado en una tienda del corregimiento de Puerto Garza en San Carlos, o el Prodigio en San Luis a más de 26 grados centígrados que estar sentado tomando agua de panela caliente en la Unión o en el parque de Sonsón a 10 grados centígrados o tomarse una cerveza en San Antonio o en el Complex de Llanogrande en Rionegro; es la misma región pero con realidades locales diametralmente opuestas y singulares. La cultura, la geografía, los flujos económicos, la historia del poblamiento, afectan la construcción de territorio y por lo tanto deben afectar las intervenciones institucionales que buscan desarrollo regional. El ordenamiento territorial regional, el fomento de emprendimientos económicos, el fortalecimiento de las organizaciones sociales sólo son posibles comprendiendo las particularidades locales en un contexto regional y global. - He ahí otra razón más para investigar mucho más la región-
El reto de quienes impulsan los necesarios discursos regionales del desarrollo del Oriente, es comprender la singularidad de personas de veredas, pueblos y ciudades que confluyen diariamente en la construcción de la región desde lo local, para así evitar la trampa de las burocracias inútiles que se alimentan del discurso del desarrollo humano y sostienen los privilegios de unos pocos, porque la realidad que es siempre contundente, es más elocuente que los discursos.