La Unión es tal vez uno de los municipios más afectados, pues de 9.000 familias que en Antioquia subsisten de la producción de papa, 1.500 de ellas están ubicadas en esta localidad.
En los últimos meses una notable reducción de la cantidad de hectáreas de papa sembradas, se ha convertido en una de las principales problemáticas ocasionadas por diversas razones, entre ellas, la principal que surgió luego del paro agrario, parecía una solución pero está acabando con el cultivo de unos de los principales motores de la agricultura de esta región.
José Uriel Botero Vera, representante de la Cooperativa de paperos de La Unión, habla al respecto y explica cuál ha sido la principal causa de una desmotivación que podría acabar con este cultivo “hace ocho meses se formuló un proyecto en Bogotá a raíz de los paros agrarios donde se asignaron unos recursos y vinieron a regalar la papa a personas de estratos 1 y 2 en Antioquia y deprimieron el mercado que había, porque llegaron a todos los municipios y yo creo que nadie es digno que le regalen el trabajo porque están regalando el sudor de los mismos campesinos”, afirmó.
Por otro lado, agregó que no están en contra de que ayuden a estas personas pero sí de cómo lo hacen, porque este hecho acabó la soberanía alimentaria de los paperos, deprimieron los precios y no alcanzan a subsistir porque producir un kilo de papa puede costar entre 700 y 800 pesos y el año pasado con ese impacto se tuvo un promedio de 525 pesos que realmente es un fracaso para los agricultores.
También Edison David Tabares Patiño, Secretario Técnico de la cadena de la papa de Antioquia anunció que la disminución en los precios de venta que los productores han tenido en los diferentes mercados están ocasionando la decepción, “en La Unión, el cultivo antes era de 1.477 hectáreas. Hoy en el 2014, la producción es de 958 hectáreas, además, la Cooperativa lavaba mensualmente de 17.000 a 20.000 bultos de papa, hoy lava 6.500 lo que implica una reducción de 60% más o menos” y concluyó que ahora el precio ha subido pero los agricultores no tienen el capital ni las ganas de invertir en este cultivo.
Con esta situación tanto consumidores como campesinos salen perjudicados, pues si el cultivo de un producto esencial en la canasta familiar disminuye el precio al consumidor aumenta.
