Hoy se acaba mi camino. Hoy estamos en la catedral de Santiago Matamoros, después haremos fila para reclamar la Compostela que me acredita como peregrino.
Una luz veraniega nos recibe en la ciudad. El casco antiguo es un carnaval de viajeros y de ventorrillos de recordatorios del camino, de la ciudad, son baratijas o cosas caras. Es un carnaval.
Entrar a la plaza, saber que ya terminamos. Felices y tristes en medio de una fiesta. Así es como deberíamos irnos de la vida: en una fiesta.