or: Rubén Darío Orozco Palacio
Las FARC entendieron que la vía chavista para llegar al poder es válida hoy y fácil de recorrer, si un gobierno débil se los facilita; bastará con lograr elegibilidad política e impunidad por sus crímenes y burlar la justicia del Estado Colombiano y su Constitución actual, desconociéndola de paso.
Este momento del país, definido hoy por los diálogos de la Habana o la llamada “negociación” para terminar el conflicto, exige nuestro mayor nivel de atención política por los males que nos pueden traer el interés soterrado del gobierno, unido al lenguaje sibilino de las FARC, que cada vez destapan más claramente sus intenciones: Engañarnos para lograr ventajas que no pudieron obtener con 50 años de terrorismo.
Insertados como están ahora en la escena política, gracias a la “ingenuidad” del actual gobierno, emprenderían el camino de Chávez, que no fue otro que el de tomarse el Estado, posando como el anti corrupto, el político de la transparencia y el realmente preocupado por el pueblo raso.
El resultado de este camino, ha sido magistralmente descrito en el libro: “Por qué fracasan los países”, cuyos autores: Daron Acemoglu y James A. Robinson, prestigiosos profesores del MIT y Harvard, demuestran, con muchas situaciones históricas, que las diferencias entre países se profundizan según que logren o no, desarrollar instituciones Extractivas o Inclusivas, causa real para que existan países que hoy se encuentran en pleno desarrollo, países en esa búsqueda, y países más rezagados.
A raíz del modelo chavista, surge un grupo especial de países que parecen buscar conscientemente la vía contraria al progreso, constituyen el grupo del ALBA, firmemente empeñados en crear instituciones extractivas que beneficien sólo a élites familiares: los casos de la familia Chávez y sus amigos en Venezuela, la familia Kirchner y sus aliados en Argentina y la hegemonía de Daniel Ortega en Nicaragua, por ejemplo.
Como vemos, el camino chavista es el de las extractivas, que históricamente han favorecido a élites aferradas al poder como dictadores o déspotas monárquicos que lo conservan en una o muy pocas familias. Extraen las riquezas de los países para su beneficio y empobrecen gravemente a la mayoría de la población cerrando la vía del desarrollo.
Contrariamente, las Inclusivas, permiten insertar en el ejercicio del poder a todas las posiciones diversas y distribuyen ampliamente las mieles del progreso y la riqueza entre la población en general. “Denominaremos instituciones políticas inclusivas a aquellas que están suficientemente centralizadas y que son pluralistas. Cuando falle alguna de estas condiciones, nos referiremos a ellas como instituciones políticas extractivas”, página 103 del libro. Entonces… ¿nos convendría?