Por: José Nevardo García Giraldo
Coordinador Museo Histórico El Peñol
Este 21 de junio de 2013 la El Peñol tuvo la efeméride de los primeros 35 años de su nueva cabecera urbana llamada: Nuevo Peñol. A las 07:00 p,m. la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá hizo el tradicional repique lúgubre de las campanas, que como es tradicional hizo memoria del momento infame cuando fue dinamitado el frontis del templo del Viejo Peñol en 1978, último instante de esa vieja cabecera que la comunidad habitó por más de 250 años.
Esta nueva cabecera urbana municipal fue construida en desarrollo del Contrato Maestro suscrito el 12 de abril de 1969. Este documento fue elaborado teniendo en cuenta los lineamientos de la doctrina social de la iglesia en su encíclica "Populorum Progressio" (el Progreso de los Pueblos"), proclamada por su Santidad Paulo VI en 1967. La importancia de este contrato radica en que él los peñolenses exigieron el derecho a la identidad y el derecho a poblar un territorio, con un movimiento social donde la ciudadanía tuvo un papel activísimo y la iglesia una función protagónica.
El Nuevo Peñol tiene morfológicamente un sistema modular; es decir, no es una cuadrícula española con una plaza central. Fue pensado por los arquitectos en una mesa de dibujo, considerando los retos que las futuras generaciones tendrían para el siglo veintiuno. También se consideraron las posibilidades visuales del paisaje regional, la cercanía a la autopista Medellín – Bogotá y de manera muy especial se tuvo en cuenta que el nuevo pueblo debería preservar las tradiciones y la tranquilidad citadina de sus habitantes. En los meses de su construcción siempre se predicó el siguiente lema: "el Nuevo Peñol será un pueblo para el nuevo hombre y la nueva mujer de El Peñol".
En estos nuevos espacios, que antes correspondían a las veredas de Guamito y Horizontes se escribe ahora un nuevo capítulo de la historia comunitaria; existe un crecimiento institucional; se recrea la memoria cultural y la agricultura sigue siendo el norte de su desarrollo. Pues el patrimonio cultural no puede ser una simple nostalgia del pasado, sino un activo de la memoria, para construir el presente y forjar con ahínco el futuro.