Son muchas las personas en el mundo que con devoción hacen la novena a San Antonio para que les ayude a encontrar el amor de su vida. Ahora que se avecina la fiesta de este patrono, el próximo 13 de junio, sería bueno reflexionar sobre la importancia que tiene establecer relaciones profundas, y más cuando pareciera ser que las nuevas generaciones tienen menos interés en formalizar vínculos de permanencia en el tiempo.
Anteriormente, era una señal de preocupación cuando en una familia tradicional antioqueña, uno de sus miembros pasaba de los treinta sin casarse. Decían las abuelas: “se quedó beato”. Sin embargo, hoy se ha pasado al otro extremo, lo que el sociólogo estadounidense Kathleen Shaputis llama Generación Peter Pan, caracterizada por una tendencia a demorar el paso a la vida adulta y lo que esta implica, tendiendo a vivir con sus padres por períodos más largos que las generaciones anteriores.
Así, es común encontrar a muchos Millennials decir: “no hay como el hotel mamá”. Pero esto tiene varias explicaciones que se presentan a continuación: dice el doctor Larry Nelson, que quizás el temor a formalizar una relación o tener una vida en pareja, en muchos pudo haber surgido frente a su propia experiencia de tener unos padres que se casaron demasiado jóvenes y que luego se divorciaron, o tuvieron una vida de constantes insatisfacciones.
En otros casos, son personas que tuvieron padres sobreprotectores que les dejaron un mensaje latente: “me necesitas, tú solo no eres capaz” o “no me dejes solo”. También, para algunos se da por un problema de autoestima o miedo al rechazo, y otros dicen que tienen mala suerte en el amor, e imbuidos en una cantidad de ocupaciones nunca tienen tiempo para salir, socializar y conocer.
Esta no es una crítica a la soledad, es una apología a la necesidad humana de relacionarse, de estrechar vínculos y poder cumplir de una manera magnífica la invitación del Principito de crear lazos, de tener una rosa especial en medio del rosal. El ser humano busca algo genuino, y desde las teorías del desarrollo, Erikson plantea que un desafío en la vida adulta es poder establecer relaciones íntimas.
Las palabras construyen realidades. Cuidado con aquellos que dicen: “prefiero estar solo”, “así me rinde más la plata” o “qué pereza complicarse”. Siempre hay alguien para uno, hay que saber buscar, y para eso hay que disponer la mente y el corazón, para encontrar esa media naranja, o más bien ese medio limón que le ponga sabor a la vida y a pesar de las dificultades este ahí para darte una mano cuando las cosas no estén bien, y te acompañe en tu travesía por este mundo.
Se plantea aquí, que cuando se pide a la vida algo con el convencimiento de que llegará, y uno mismo ayuda para que las cosas se den, ¡todo puede pasar! En ocasiones, hay que salir de sí mismo y aventurarse en el mundo de lo desconocido donde quizás se halle la felicidad.
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