“Satanás, conmigo no contarás, porque el Día de la Santa Cruz te he de decir mil veces: Jesús, Jesús, Jesús…” La particular oración se repite durante cien oportunidades y en cada respuesta se menciona 10 veces el nombre de Jesús.
Se le conoce como los “Mil Jesuses” y la rezan los católicos dando 20 rondas a la camándula pero ayudándose con granos de fríjol o maíz para no perder la cuenta: el objetivo es completar los “Mil Jesuses”, una tradición que se repite el 3 de mayo de cada año, durante la celebración del Día de la Santa Cruz.
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El origen de la fiesta de la Santa Cruz está en conmemorar el hallazgo por parte de santa Elena, madre del emperador Constantino, de la verdadera cruz de Jesucristo en su peregrinación a Jerusalén. Se festeja en dicha fecha en un ritual que se mantiene en España y Latinoamerica, especialmente.
Se dice que se celebra desde el siglo IV de la era cristiana. Tras el hallazgo por parte de santa Elena, su hijo Constantino habría soñado que estaba en una guerra y que la victoria se la daba la cruz, mientras Dios le decía: “Con este signo vencerás”; y así sucesivamente se sigue festejando la exaltación de la Santa Cruz.
La religión católica ha explicado una y otra vez que lo que se exalta cada 3 de mayo “es que Dios nos ama hasta el extremo y que la cruz es el signo, la señal de la victoria de Cristo, el testamento del amor de Dios, y que Jesús fue crucificado como símbolo de la victoria del cristiano”.
Además de los “Mil Jesuses”, las personas acostumbran elaborar la cruz en madera y adornarla con flores y productos agrícolas para hacerla bendecir y luego ponerla en la cabecera de sus cultivos.
Asimismo, en las principales ciudades de Colombia es común que los católicos hagan su ritual y cuelguen sus cruces tras la puerta, para proteger el hogar.
