Movernos: buscar la actividad física que más nos guste, mientras adquirimos el hábito del ejercicio que nos va a hacer mantener el peso que queremos, y la disciplina para hacer del ejercicio parte de nuestra vida cotidiana.
Ser realista: no pretender perder peso rápidamente ni cambiar el físico de manera rápida, pues los cambios en el cuerpo y los hábitos sanos toman su tiempo. Así como no acumulamos grasa de un día para otro, no la vamos a quemar de un día para otro.
Ser moderados: a la hora de comer no ingerir grandes cantidades, porque si esperamos que nos dé hambre estaremos consumiendo más calorías de las que el cuerpo requiere. Es mejor consumir cinco o seis porciones pequeñas o medianas a lo largo del día, y así evitaremos los momentos donde tenemos que comer para saciar el hambre y no para nutrirnos.
Desayunar: es la comida más importante de todas, y la que nos dará la energía en las primeras horas de la mañana para empezar un día activo, y con ganas de desempeñarnos en todas las actividades.
Consumir agua: mantener una botella con agua es un gran aliado durante el día. Nos ayuda en todos los procesos metabólicos del cuerpo, a una mejor digestión y a una buena hidratación de la piel entre muchos otros beneficios.
Metas: tener definido y por escrito nuestros objetivos a corto, mediano y largo plazo para que a finales de año estemos satisfechos con lo que logramos. Así lograremos tener una vida más sana y no será tan difícil adquirir hábitos para el siguiente año, pues las rutinas que tanto habíamos deseado y que eran tan esquivas ya son parte de nuestro día a día.
Invitamos a nuestros lectores, juntas de acción comunal y otros grupos de personas para que hagan actividad física, y si están interesados en saber su porcentaje de musculo y grasa pueden escribirnos al email [email protected]