En un pequeño apartaestudio ubicado al sur de París, cerca de la Universidad donde realizó sus estudios de maestría y doctorado, vive Samuel Serna Otálvaro hace más de cinco años, el rionegrero que se interesó por la física gracias a su “profe Bernardo”, cuando cursaba bachillerato en el Colegio Josefina Muñoz de Rionegro.
Pero, ¿quién es Samuel? ¿Un ingeniero físico como tantos otros graduado de la Universidad Nacional? No. Samuel es el ingeniero rionegrero que sobresalió, por su tesis doctoral en París, y que fue galardonado con el premio de tesis 2017 del Departamento de Física de Ondas y de la Materia de la Universidad Paris-Saclay en la especialidad "Óptica".
En Colombia sus horas de universidad transcurrían entre mecánica, electrónica, electricidad y magnetismo. Todo le gustaba y su desempeño era bueno. En su ir y venir como estudiante de ingeniería, su gusto se fue dirigiendo hacia la fotónica y la óptica: el uso de la luz para estudiar las propiedades físicas fundamentales.
Este campo le abrió las puertas a grupos de investigación reconocidos, y sus aportes dentro de ellos le dieron la posibilidad de asistir a conferencias y encuentros académicos importantes en Colombia y otros países. Así fue como construyó el currículo que después participaría por la beca europea Erasmus.
Inglaterra, Polonia, Finlandia, Francia y Alemania fueron las opciones entre las que Samuel tuvo que elegir para ir a realizar su maestría después de recibir la beca: el primer año en Alemania y el segundo en París. De esta manera se abrió camino en Europa y su conocimiento lo llevó a tener la oportunidad de graduarse también como Doctor en la universidad que hoy reconoce su trabajo, misma en la que dictó clases y que en la actualidad es su sitio de trabajo como investigador: la París-Saclay.
“Me tomó por sorpresa escuchar que mi director de tesis iba a postular mi trabajo. Compiten 40 laboratorios y cerca de 800 investigadores. Luego el equipo consideró que mi propuesta era fuerte y merecía esa ‘vitrina’. Así entró a participar”.
Las largas horas de dedicación de Samuel mientras desarrollaba su tesis doctoral, giraron en torno a encontrar la manera de aumentar la velocidad de los chips procesadores de aparatos electrónicos como computadores, no mediante electrones –como tradicionalmente se hace-, sino valiéndose de luz. Una luz invisible al ojo humano, similar a la utilizada en fibra óptica.
Este reconocimiento que destaca la calidad científica de la propuesta de Samuel, “la originalidad de los resultados, la calidad en el manuscrito y el impacto entre la comunidad científica”, permitirá llevar la investigación a la cooperación internacional para que sea conocido, leído y finalmente ejecutado.
Así es como el laboratorio en el que trabaja, los libros y ensayos que consulta; los textos que escribe, y las investigaciones y pruebas que realiza, hacen parte de la vida parisina de Samuel Felipe, el mismo que no perdona una cerveza los viernes con sus amigos tal y como lo hacía en Colombia en su época de universidad, y quien viajará en abril a Estados Unidos a realizar un posdoctorado.
Aunque mira con desconcierto el presupuesto destinado por el gobierno para la investigación científica en Colombia, Samuel no descarta regresar al país para compartir su conocimiento y trabajar en la construcción de políticas públicas que fortalezcan el ejercicio investigativo con rigurosidad científica, pues para él "en Colombia hay talento de sobra".
