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El día de Cervantes

  • Cada 23 de abril el mundo de habla hispana conmemora el Día del Idioma, y pese a tratarse de una fiesta sobre nuestra lengua, la fecha tiene un contexto de luto debido a que refiere al 23 de abril de 1616, día en que falleció Miguel de Cervantes Saavedra, considerado la máxima figura de la literatura española y universalmente conocido como el autor de “Don Quijote de la Mancha”.

    Esta obra maestra fue publicada en 1605 y con ella Cervantes logró, no solo consolidar nuestro idioma, sino también llegar a la cúspide de la literatura universal, compartiendo honores con otros grandes como William Shakespeare, Dante y Homero.

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    “Don Quijote de la Mancha” es un símbolo universal de la lengua española por los defectos, virtudes, debilidades y aspiraciones de la vida humana que se reflejan en cada uno de los personajes que hicieron que su creador mereciera el título de “Príncipe de los Ingenios Españoles”.

    En Colombia este día fue creado mediante el decreto ejecutivo 707 del 23 de abril de 1938, bajo la gestión del presidente Alfonso López Pumarejo, y a partir de allí se realizan diversas actividades en nuestro país como la Feria del Libro en Bogotá y el Carnaval de los libros y la lectura en Barranquilla, donde cada uno los organizadores y asistentes le rinden un homenaje a uno de los máximos ponentes de la literatura.

    Para celebrar, dejamos un fragmento del Quijote:

    ¿Quién menoscaba mis bienes?

    Desdenes.

    ¿Y quién aumenta mis duelos?

    Los celos.

    ¿Y quién prueba mi paciencia?

    Ausencia.

    De ese modo, en mi dolencia

    ningún remedio se alcanza,

    pues me matan la esperanza

    desdenes, celos y ausencia.

     

    ¿Quién me causa este dolor?

    Amor.

    ¿Y quién mi gloria repugna?

    Fortuna.

    ¿Y quién consiente en mi duelo?

    El cielo.

    De ese modo, yo recelo

    morir deste mal estraño,

    pues se aumentan en mi daño

    amor, fortuna y el cielo.

     

    ¿Quién mejorará mi suerte?

    La muerte.

    Y el bien de amor, ¿quién le alcanza?

    Mudanza.

    Y sus males, ¿quién los cura?

    Locura.

    De ese modo, no es cordura

    querer curar la pasión,

    cuando los remedios son

    muerte, mudanza y locura.

     

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