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¿Se salvó el río Samaná? Celsia desistió de avanzar con Porvenir II

  • La empresa Celsia, filial del Grupo Argos, no va más con el proyecto hidroeléctrico Porvenir II que había presupuestado sacar adelante en la cuenca del río Samaná, y cuya influencia llegaría a los municipios de Caracolí, San Carlos, San Luis y Puerto Nare. La noticia se hizo pública por parte de Ricardo Sierra, presidente de Celsia.

    En diálogo con El Colombiano, el Presidente afirmó que “Porvenir II está en una situación compleja e intentamos venderlo. Estamos en ese proceso y será una de las novedades que tendremos en la asamblea de accionistas”, en la que se entregarán más detalles sobre la decisión, y que se llevará a cabo el 27 de marzo en Plaza Mayor.

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    A la fecha, Celsia ya había invertido en la zona más de 3.000 millones de pesos con equipos logísticos incluidos, bajo la operación de su contratista, la Fundación Socya, encargada de todo el avance social en los cuatro municipios de impacto. Aunque no se conocen más detalles, lo cierto es que está a la venta el proyecto de generación hidroeléctrica de 352 megavatios que demandaría inversiones por 850 millones de dólares.

    Además, Sierra aseguró que “el actual enfoque está en energías renovables y en el negocio de distribución, para lo que recientemente se adquirieron los activos de Enertolima”.

    ¿Cómo recibe la comunidad esta decisión?

    Para Carlos Olaya, líder ambientalista y miembro de las Mesas por la Defensa del Agua de San Carlos, “la noticia confirma asuntos que nosotros veníamos cavilando: con nuestros argumentos, que no son más que la voz de la comunidad, demostramos que las hidroeléctricas son tecnologías obsoletas: lo demuestra Hidroituango con su empecinamiento en represar un río y su situación actual”.

    Aunque Olaya es enfático en que la comunidad recibe con alegría la decisión, asegura que “tenemos nuestras reservas, porque también se anunció que está puesta en venta y esto implica que nuestra lucha continúa con quien desee adquirir el proyecto”.

    Desde que las comunidades aledañas a la cuenca del río Samaná, y los grupos de trabajo ambientales, sociales y culturales se dieron cuenta de la noticia, activaron los sistemas de comunicación entre ellos para “estar más alertas frente a la situación y continuar diciéndole a quienes se interesen en proyectos de este tipo que el río Samaná no está en venta”.

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