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La Colombia de la enfermedad mental

  • ¿Incoherencia?, no, Colombia es el único país del mundo en el cual una turba heterosexual saldrá a marchar contra la ideología de género, que según ellos, los “maricas” están tratando de imponer e incidir en las mentes limpias de los niños a través de una cartillas que el Ministerio de Educación está llevando a los colegios públicos.

    Solo detenerse un momento a leer cualquier columna de prensa dedicada a este tema y bajar al vinculo de comentarios, nos permite concluir que en Colombia el odio prolifera de una forma aterradora; hay quienes dicen, “no soy homofóbico”, pero que se vayan con su desvergüenza a otro lado, ¿por qué vamos a dañar la inocencia de un niño mostrándoles ese espectáculo bochornoso de dos hombres o dos mujeres expresándose amor?, “no soy homofóbico”, pero los gays no tienen derecho a adoptar, solo quieren tener un niño para abusar de él; “no soy homofóbico”, pero Gina Parodi es “una sadica (sic), puta y desvergonza (sic)”, cuya madre permitió que abusaran de ella, pero como: “le gusto (sic) mucho quiere lo mismo para todos los niños???”, (tomado de una cartelera que se ha vuelto viral en redes).

  • Para muchos círculos políticos y sociales en Colombia, los LGBTI han cooptando todas las instancias del poder, y pretenden llevar su estilo de vida a las leyes, las Corte Constitucional es el recinto infernal dónde se cosen todas las reglas de una Sodoma, perdón, una Colombia que perdió la bendición del Corazón de Jesús. No faltará aquél legionario que esté pensando en bajar al señor caído de Monserrate para curar la demencia de unos cuantos que pretenden construir una sociedad con un mínimo de respeto, que pretende educar bajo los cánones de la igualdad, y que la palabra discriminación solo sea usada en los términos de separación de iconemas químicos pero no en la práctica de separación de una sociedad que debe garantizar la convivencia y la tolerancia de la diferencia.

    Incoherencia sí, que la mayoría de quienes escriben en blogs, hacen comentarios en redes sociales, participan en marchas contra los derechos de homosexuales, o simplemente se opongan a que en los colegios se promueva el respeto y la aceptación por decisiones autónomas de sexualidad, sueñen con una Colombia en paz, pues puede que un plebiscito diga si al fin de un conflicto armado de más de cincuenta años con un grupo de guerrilla, pero que paz construiremos si como humanos olvidamos el mínimo de humanidad?.

    No, podemos seguir desviándonos de los temas, pues el problema radica es que algunos (muchos) cuantos se las dan de intachables pero son mas perversos que a los que llaman “enfermos sexuales”, y no se puede seguir tolerarlo lo absurdo, porque básicamente es el discurso de los incoherentes.

    Para enriquecer el panorama quiero citar un aparte de la columna de opinión de Hector Aban Faciolince escrita en el año 2009 titulada La godarria renacida y que para fecha pareciera que la realidad aun es peor. “Para resumir: lo que define a los godos es la hipocresía. Son hipócritas. Porque predican todo esto y viven en concubinato. O son tan infieles como cualquier otro. Y no salen del clóset porque son cobardes. Y van donde las putas a horas más oscuras, esperando que nadie los vea, y se ponen condón (porque saben que les previene la blenorragia). Y evitan los hijos cuando ya tienen dos. Y se emborrachan tanto o más que nosotros, pero se hacen los que no. Y han probado de todo, pero al escondido, y negándolo incluso por la santa cruz. Y adoran a los pobres, supuestamente, pero nada les interesa más que la plata, los negocios, y no sólo salir de la pobreza sino acrecentar por cualquier medio la riqueza. Y se creen impecablemente vestidos pero los pies les huelen y el cuerpo les suda, y van al baño, y hieden como cualquiera de nosotros, no son cuerpos gloriosos. Y hablan tan mal inglés como nosotros, pero disimulan mejor. Y les aprieta la corbata, y les estorba, pero las formas son las formas.”

    “Y son antisemitas pero contratan a Yair Klein, que les enseña a matar, y no mueven un dedo por los palestinos. Y dicen amar la Patria, pero sacan de ella sus ahorros y sobornan a los funcionarios de Catastro, y capan impuestos. No llegan vírgenes al matrimonio. Y cometen adulterio. Y se hacen la paja. Y son tan humanos como nosotros, sólo que viven en un mundo ficticio: un mundo del deseo, del sermón moralista, de los grandes aspavientos éticos. Son una farsa asquerosa y en su carita de falsos santos se les ve. Como este hijo que le resultó al gran Legionario de Cristo. Basta escarbar un poco. No nos dejemos engañar.”

    En conclusión: hay una palabra que se llama respeto y nadie sabe interpretarla, aunque tampoco hacen nada para entenderla porque nos falta tolerancia, además del carácter para no dejarnos llevar por la ignorancia, sobre todo porque hoy en día todos quieren ser lideres de la palabra, sembrando y recogiendo la irresponsabilidad a costa de la vida del que sea, dejando de un lado algo importante ya que para ser sensatos solo se necesita discernir la palabra sensatez.

     Víctor H. Suárez Giraldo

    Comunicación Social Universidad Eafit

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