MiOriente > Columnistas > Entre Sabiduría y Capitalismo

Entre Sabiduría y Capitalismo

  •  “El hombre elemental, el hombre bueno,

    tiene las manos limpias y el corazón sereno”,

  • Carlos Castro Saavedra.

    Mientras leía el texto de: “Los guardianes de la sabiduría ancestral” de Wade Davis, me preguntaba que tanto ha avanzado nuestra sociedad civilizada a comparación de las tribus indígenas o si por el contrario son ellos quienes desde su cosmovisión y concepción del universo, han venido conservando cualidades magníficas, que para un hombre contemporáneo serían imposible de realizar. Sabemos que los años trascurridos durante el siglo XX y XXI, han sido el éxtasis de la tecnología y la innovación humana y que con ellos nos ha llegado también el culmen del aburrimiento, el desasosiego y la incapacidad intuitiva para realizar un acto.

    Si preguntamos sigilosamente para qué nos sirven los objetos que cada día suelen “inventarse” en el mundo actual, podría responderse sin mucho cuidado que sirven para hacer lo que nuestros antepasados hacían sin necesidad de estos, pues los dotes de la naturaleza bastaban para obtener el objetivo que tenían presente. En las primeras páginas de Wade Davis, refiriéndose al dominio de la navegación, expresa que: “Esto fue lo que los polinesios lograron hacer, navegar sin el referente costero, y lo lograron sin la ayuda de la palabra escrita. No contaban con cuadernos ni bitácoras ni cartas de navegación, ni velocímetro, relojes, compases y brújulas”, (Davis, 2015). Algo que los capitanes de marina realizan pero mediados por estos instrumentos. Se puede pensar que las agujas de marea han contribuido a los navegantes medios para hacer de su recorrido una trayectoria más confiable, pero el precio que se paga a cambio de estas, es la perdida de la capacidad para viajar solamente con las facultades humanas.

    Si reflexionamos sobre los modos en que el conocimiento institucionalizado ha ido derrumbando la sabiduría innata he intuitiva que el ser humano lleva por dentro y cómo se ha ido jerarquizando una visión hegemónica del saber en el ámbito académico, podemos darnos cuenta que por parte de los establecimientos educativos, se ha caído en el error de impulsar la visión obrera y mercantil para diseñar instrumentos que faciliten la vida de los seres humanos, en vez de estimular las cualidades propias del individuo que se encuentran inmersas en sus potencialidades cognitivas.

    El capitalismo ha traído consigo no solo la explotación laboral, sino que también ha contribuido al bloqueo de la sabiduría humana, pues allí donde nuestros ancestros se valían del sol para calcular la hora, a nosotros se nos impuso un reloj, conllevando también a disfrazar el conocimiento y a adquirir un pensamiento ilusorio que hace ver el emprendimiento como una virtud. Si nos detenemos por un momento a observar la fantasía que hemos creado en torno a los medios pragmáticos para sobrevivir, podemos notar que los utensilios en su mayoría no fueron diseñados para facilitar la vida de nadie, sino que por el contrario fueron hechos para perjudicarla, involucrándonos en un dominó empujada por el poder que obliga a dar el siguiente paso: realizar una acción inútil sobre otra obra inútil. Y ¿todo para qué? Para ignorar las capacidades que tenemos sin necesidad de estos y para que después de inventarlos y haber afectado nuestro entorno, diseñemos medidas para remediarlo.

    En este mismo sentido, se debe tener en cuenta que no se trata de satanizar los objetos, como en ocasiones se ha tratado hacer, sino más bien, se busca hacer una invitación para reflexionar sobre el concepto de civilización y hasta qué punto se ha querido borrar de nuestro mundo “la sabiduría ancestral”. Pues como expresa Wade Davis más adelante: “nosotros, con una educación tan esmerada, somos mucho peores, relativamente hablando”, (Davis, 2015), pues nuestra idea de progreso, lo único que ha hecho es alejarnos de las verdaderas raíces.

    Bibliografía

    Davis, W. (2015). Los guardianes de la sabiduría ancestral, su importancia en el mundo moderno. Medellín: Silaba.

    Compartir:

  • Relacionadas