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San Vicente Ferrer: una crisis anunciada en el campo

  • Por: Mesa de Desarrollo Rural Oriente Antioqueño.

    San Vicente Ferrer ha sido un municipio caracterizado por su fuerte arraigo a la producción agrícola. En diferentes momentos de la historia agrícola ha sido gran productor en rubros como: fique, maíz, papa y frijol, y actualmente ha diversificado su economía agrícola con producción en frutas (fresa, mora, uchuva, gulupa y tomate de árbol). A pesar de estar ubicado en topografías bastante agrestes (cadena de colinas
    con fuertes pendientes) que dificultan en muchos casos las labores culturales de los sistemas productivos; los campesinos sanvicentinos han hecho siempre de este municipio una importante despensa de alimentos en el territorio antioqueño. El 80% de la población sanvicentina son campesinos que viven bajo un modelo de economía familiar, con pequeñas unidades productivas, que son la fuente de los ingresos para el sostenimiento de sus familias (salud, educación, alimento, vestido, servicios públicos, diversión, impuestos públicos entre otros).

  • La crisis por la cual atraviesan los campesinos de San Vicente Ferrer no es extraña ni ajena a una realidad nacional: altos costos de producción, bajos precios de venta de productos, baja capacidad de respuesta ante fenómenos climáticos, falta de incentivos en el sector rural, caída de producción, problemas fitosanitarios, baja innovación y trasferencia tecnológica, falta de asistencia técnica integral, baja competitividad en
    mercados, pocos canales de comercialización, créditos atrasados con bancos, entre otros; hacen del futuro de los campesinos algo incierto y una descapitalización devastadora.

    Ante la crisis socioeconómica del municipio, la mayoría de familias campesinas se encuentran a un paso de la pobreza disminuyendo considerablemente su calidad de vida, obligadas en el mejor de los casos a volver a la condición de jornaleros o a desplazarse a las grandes ciudades en busca de otras oportunidades.

    Hoy el panorama es desolador; los campesinos están abandonando sus tierras entregándolas al mejor postor, se están desplazando a las grandes ciudades en búsqueda de nuevas y mejores oportunidades para sus familias, otros se encuentran prestando sus servicios a empresas productoras de flores en el oriente cercano y otro tanto resistiendo la crisis en sus tierras.

    Por su parte las asociaciones productoras comprometidas a mejorar indicadores económicos sociales y ambientales de las familias campesinas; a partir de: la  integración de la familia hacia la valoración de la producción agrícola como forma de vida, aumento de la calidad de vida de las familias campesinas en cuanto a mejoramientos de vivienda, acceso a servicios básicos (agua potable, energía eléctrica, pozo séptico, redes de comunicación), salud, educación, recreación y deportes entre otros; se encuentran hoy en un punto de quiebre donde se vuelve insostenible el modelo organizativo y por ende se arriesga la pérdida de los beneficios que ello trae.

    Claro ejemplo es la situación de la Asociación de Productores de Frutas y Hortalizas de Oriente ASPROFRUTHO con 10 años de trayectoria y que se ha considerado una de las mejores organizaciones del Oriente cercano, la cual busca elevar la calidad de vida de la población, promoviendo la generación de empleo, el trabajo digno, estable y eficiente; incrementando la competitividad y productividad de sus productos enmarcadas en un desarrollo local con proyección regional; hoy es una organización con una compleja situación económica y social: problemas fitosanitarios han impactado los cultivos disminuyendo producciones hasta en un 50%, descapitalizando la organización en todo su conjunto, disminuyendo empleos directos e indirectos, impactando de manera negativa la economía de aproximadamente 500 familias (alrededor de 2.500 personas) de la organización entre productores y operarias del centro de acopio (42 mujeres de las cuales el 60% son madre cabeza de familia).

    Ante la crisis se hace un llamado a la comunidad del oriente antioqueño; instituciones y entidades públicas y privadas, organizaciones comunitarias y sociales a que unamos fuerzas reales y a partir de análisis profundos y críticos de la situación que aqueja a la población rural de la región, emprender acciones rápidas y pertinentes en pro de la sostenibilidad de los campesinos y organizaciones productoras y comunitarias del
    Oriente Antioqueño.

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