Su nombre es Jorge Giraldo. Es Urgentólogo y jefe del servicio de Urgencias y de la Unidad de Cuidados Intensivos para adultos del Hospital San Vicente Fundación de Rionegro. Pero es apenas uno de los muchos profesionales de la salud que, por estos días, corren más riesgo que el resto de las personas.
Mientras la mayoría de los ciudadanos permanecemos en casa, en un recomendado estado de autoaislamiento para disminuir las probabilidades de contagio del Covid-19, ellos, los médicos, enfermeros, auxiliares, etc., le ponen el pecho a la contingencia que atraviesa el mundo entero.
“Asumimos y somos conscientes que en estos momentos el país nos necesita. Estamos actuando con una responsabilidad enorme, preparando nuestros centros hospitalarios para recibir a los pacientes que muy posiblemente van a allegar”, dice Jorge en medio de sus labores.
Y es que solo el servicio de Urgencias del San Vicente Fundación cuenta con un médico urgentólogo, cinco médicos generales, cuatro jefes de enfermería y ocho auxiliares de enfermería en cada turno para garantizar la atención a los pacientes las 24 horas del día.
Pero hay más: en la Unidad de Cuidados Intensivos, por ejemplo, hay dos intensivistas de turno, varias enfermeras jefes, seis auxiliares de enfermería y hasta pediatras que, en el fondo, están poniendo en riesgo sus vidas. ¿Y qué decir de las aseadoras, administrativos, vigilantes, etc.?
“Estamos disponibles para cualquier llamado fuera del horario laboral. En este centro hospitalario se cancelaron las vacaciones de muchas personas, porque sabemos que lo más importante es estar atentos para atender a nuestros compatriotas que nos necesitan”, agrega el Jefe del Servicio de Urgencias.
Pensarán muchos lectores que su trabajo termina cuando llegan a casa, pero no. Han decidido educar por cuenta propia a sus comunidades y a sus familias. Habilitan, a cualquier hora del día, camas adicionales en el hospital, consiguen recursos para atender cuidados críticos, dan entrevistas y hasta dejan de ver a sus hijos(as) y esposos(as) en un práctico sentido de responsabilidad social que los llama a prevenir el contagio.
Ya lo dice Giraldo: “somos una población de riesgo alto. Así lo han demostrado otros países. Pero tenemos nuestras propias medidas: nos cuidamos, nos lavamos las manos, utilizamos gel antibacterial, mascarillas, ropa de protección”.
En el fondo, lo único que quieren los profesionales de la salud es salvar vidas, y lo único que exigen en medio de esta coyuntura mundial es que los ciudadanos no generen alarmas innecesarias, pues no todo síntoma respiratorio debe ser asumido como un contagio de Covid-19.
“No venga al hospital si no es necesario, porque necesitamos tener todo el recurso disponible para la llegada de pacientes”, explica el Urgentólogo mientras se despide para seguir ejerciendo su mal valorada profesión, una profesión que, como siempre, a todos nos resulta vital. ¡Gracias, muchachos!